10 Consejos para crear una Empresa
Si en algún momento de tu
vida has contemplado la idea de crear empresa, debido a las diferentes
necesidades personales y sociales que emergen en tu cotidianidad; y a las pocas
oportunidades laborales existentes.
Debes saber que el
inconveniente se presenta a la hora de pasar de las ideas a la acción ya que en
algunos casos no cuentas con la suficiente información para lograrlo, y terminarías
fracasando en el intento.
Para que esto no te
ocurra amigo lector he decidido crear este espacio para proporcionarte alguna información
que te puede ser útil a la hora de empezar esta aventura empresarial.
Para empezar aquí tienes
10 consejitos que te pueden orientar.
10 Consejos para crear una Empresa
tags: Emprendedores
1. ¿Qué es lo que se quiere hacer?
Lo
primero que tenemos que saber a la hora de emprender un negocio empresarial es
qué se quiere hacer, es decir, qué proyecto de negocio tenemos. A eso solemos
llegar por dos caminos distintos:
Que
se nos ocurra una nueva idea de negocio, original, que no exista en el mercado,
que nos llevará a abrir nuevos mercados, nuevas necesidades, etc.
Desarrollando
un producto o servicio que ya existe, pero dándole un aire nuevo, otra forma de
poder captar las necesidades por las que se habían creado, pero que no han
quedado satisfechas por alguna razón que nosotros hemos detectado y valorado
como importante.
2.
¿Quién va a formar parte del proyecto?
Definir
cuáles son los integrantes del proyecto.
Los
promotores del proyecto únicamente. Este sería el caso más lógico. La idea
surge de una o varias personas que, en un momento determinado y por unas
circunstancias determinadas, deciden emprender una aventura empresarial. Sería
el caso de socios trabajadores.
Otra
manera de crear empresa es ser socio capitalista, es decir, que el promotor
tenga una idea y los recursos suficientes para crear una empresa pero carece
completamente o no le interesa el compromiso del trabajo diario, por lo que
contrata tanto a directivos como a empleados para que lleven a cabo el negocio
mientras que el promotor sólo participa económicamente de la misma.
Los
promotores del proyecto, más ayuda externa. Este sería el caso en el que el
promotor tiene una idea pero carece de recursos para poder llevarla a cabo.
Este déficit no tiene por qué ser únicamente monetario, también puede ser de
capacitación empresarial o de dominio de las características básicas de la
idea. Es decir, podemos tener necesidades de socios capitalistas, de socios
trabajadores que aporten además capital o, simplemente, de los recursos humanos
capacitados para poder desempeñar eficientemente la actividad empresarial.
3.
Planificar
Es
el momento de la planificación. En esta instancia, el emprendedor debe tomar
conciencia del sacrificio que va a suponer poner en marcha un proyecto, y por
eso, tiene que reflexionar de manera importante cómo va a desarrollarlo.
El
plan de empresa es la herramienta fundamental para el cómo se desarrollará, en
él se tendrá que describir qué estrategias vamos a seguir para llevar a nuestra
empresa hacia los objetivos que nos hayamos fijado. En este aspecto, son
fundamentales las herramientas de marketing. Ellas serán las que guíen los
pasos a tener en cuenta para que la empresa pueda tener el éxito esperado.
4.
¿Dónde se va a establecer la empresa?
Cuando
ya sabemos qué queremos hacer, con quién lo vamos a hacer, y cómo lo vamos a
hacer hay que decidir dónde vamos a desarrollar la idea empresarial.
Se
debe tener en cuenta que la localización geográfica de la empresa nos puede
traer una serie de ventajas que se pueden volver inconvenientes si erramos en
la elección. Entre estas ventajas podemos considerar los siguientes aspectos:
Hay
que situarse cerca del potencial cliente.
Hay que tener una localización cercana a los recursos necesarios para el desarrollo de la actividad empresarial.
Hay que tener una localización cercana a los recursos necesarios para el desarrollo de la actividad empresarial.
5.
¿Cuándo vamos a comenzar a trabajar?
Es
una decisión puramente estratégica. Hay factores que pueden hacer que tomemos
una decisión u otra. Así habrá que tener en cuenta factores como podrían ser:
el plazo en el pago de impuestos, esperar al momento en el que la
estacionalidad de la actividad sea la más adecuada, etc.
6.
¿Con qué contamos para empezar?
Es
hora de ver con qué recursos cuentan los promotores para empezar a trabajar.
Los recursos que hay que tener en cuenta son de distintos tipos:
Los
recursos económicos con los que podemos hacer frente al inicio de la actividad
y con los que ya podamos contar resultan fundamentales.
También
es interesante conocer los recursos humanos necesarios para comenzar. En
función del resultado que nos den los recursos del inicio variaremos (o no)
nuestra planificación al respecto de los mismos.
También
es importante tener una red de contactos, sobre todo en la sociedad actual.
Ésta nos va a permitir conseguir diferentes contactos con proveedores de mayor
o menor calidad (en función de nuestras necesidades) y, lo más difícil para una
empresa que empieza, los primeros clientes. Por eso, hay que contar con esa red
o con los contactos suficientes para poder empezar a crearla.
7.
¿Para qué queremos realizar el proyecto empresarial?
La
fijación de unos objetivos empresariales es necesaria. Sin ellos no se puede
llevar a cabo dos de los procesos fundamentales en la función estratégica de la
empresa: la planificación y el control.
Gracias
a la fijación de unos objetivos a corto, medio y largo plazo podemos marcar las
diferentes estrategias a seguir. La planificación trata sobre eso, es decir,
ver el cómo actuará estratégica y económicamente la empresa en el futuro, ya
sea más o menos lejano ese futuro.
8.
¿De qué forma vamos a crear el negocio para aprovechar la legalidad vigente?
Hay
que ver, una vez analizado el proyecto y nuestra capacitación para poder
desarrollarlo, qué entorno legislativo afecta o puede afectar a la empresa.
Así, puede ser fundamental el llevar a cabo un estudio acerca de qué forma
jurídica es la mejor para la actividad que realiza la empresa. Para ello, hay
que saber cuáles existen y bajo cuáles nos podemos resguardar para decidir
entre una u otra.
Gracias
a ello, podemos optar por alcanzar mejoras económicas que saneen la empresa
como pueden ser: el pago de menos impuestos, el acceso a ayudas y subvenciones
que se ofrecen a determinadas formas, acceso a financiación, etc.
9.
¿A quién le vamos a vender nuestro producto o servicio?
Nuestro
futuro como empresa está en nuestros clientes. Por esa razón, tenemos que tener
muy claro cuáles son las personas o entidades a las que va dirigida nuestra
actividad para poder saber qué es lo que realmente necesitan o qué es lo que
pueden necesitar.
Por
esto, es conveniente segmentar el mercado. La segmentación consiste en agrupar
a los clientes en conjuntos con características diferenciadoras importantes
entre unos y otros. Los conjuntos se pueden hacer en función de variables
objetivas (criterios geográficos, sociológicos, demográficos, etc.) o de
variables subjetivas (calidad de vida, comportamiento, estilo de vida, etc.).
10.
¿Cuánto vamos a invertir en el negocio y qué resultado vamos a obtener?
Saber
cuánto nos va a costar desarrollar el proyecto, para poder ver si necesitamos
ayudas para la financiación del proyecto, o si podemos con nuestros propios
recursos empezar el emprendimiento.
En
este punto hay que valorar necesidades como las siguientes de:
- Activos materiales e
inmateriales
- Recursos humanos
- Caja
- Sistemas de información
Además,
en este punto vamos a valorar cuántos clientes son necesarios para que la
empresa esté en su punto muerto, es decir, que no tenga ni beneficios ni
pérdidas. Gracias a él podemos planificar estrategias de precios. Otra tarea
será la de estimar. Cuando hablamos de gastos o ingresos tenemos el problema de
que no dependen exclusivamente de nosotros, por lo que habrá que tener en
cuenta un margen de error que seguro se va a dar pero que habrá que estimar
indefectiblemente.
Fuente: emol.com